El grado de disincronía interventricular en un paciente concreto depende del tipo de bloqueo de rama, el sitio del bloqueo y el grado de disfunción miocárdica. Kerwin y cols, con el uso de estudios gammagráficos, demostró que la estimulación BiV mejoraba la disincronía interventricular en 13 pacientes con ICC y complejos QRS anchos a los que se les había implantado marcapasos BiV. La magnitud de esta corrección se correlacionaba con la mejoría de la FEVI (r=0.69, P<0.01), que aumentaba en un 35%. Estos autores creían que la preexcitación de una masa crítica de miocardio ventricular que se contraía tardiamente podía acortar el retraso en el vaciado VD y VI y que esa activación simultánea del VI y el VD podía mejorar la coordinación septal ventricular. La estimulación BiV no mejoraba la disincronía intraventricular. En este estudio, los pacientes con grados menores de disincronía interventricular (QRS <120 ms) tambíén exhibían mejoría de la FEVI, lo que sugería que otros mecanismos adicionales podían contribuir a la mejoría de la FEVI, no relacionados con la disincronía interventricular.