En muchos pacientes sometidos a cateterismo cardiaco o intervención coronaria percutánea (ICP), las mayores molestias se producen cuando se retiran las vainas de acceso vascular y durante el tiempo que se debe estar en decúbito supino una vez finalizado el procedimiento. La gran mayoría de complicaciones y molestias para el paciente producidas por estos procedimientos se relacionan con el acceso vascular y son principalmente la formación de un hematoma, pero también la hemorragia, el pseudoaneurisma y la fístula arteriovenosa. Además, el tiempo dedicado a la compresión manual, el tiempo que se permanece en decúbito supino tras la retirada de las vainas y, sobre todo, el tiempo invertido en atender las complicaciones vasculares, contribuyen conjuntamente al coste y a la duración de la estancia, tanto en el mismo laboratorio de hemodinámica como en el hospital antes del alta. Por estos motivos, el concepto de dispositivo de oclusión arterial (DOA) tiene gran atractivo para pacientes, cardiólogos intervencionistas y administradores de hospitales y su uso se ha adoptado con rapidez en muchas instituciones que realizan cateterismos cardiacos.