En su editorial, Verma y Strauss sostienen que en el estudio VALUE, el valsartan produjo un aumento significativo de la tasa de infarto de miocardio del 19% (end point secundario preespecificado) comparado con amlodipino. En el estudio CHARM-Alternative, el candesartan se asoció a un incremento significativo de la tasa de infarto de miocardio del 36% comparado con placebo. En el estudio SCOPE, el candesartan se asoció a un aumento no significativo de la tasa de infarto de miocardio del 10% comparado con placebo. En el estudio LIFE, el losartan no redujo la tasa de infarto de miocardio comparado con el atenolol. En el estudio RENAAL, el losartan ofreció renoprotección pero no redujo la mortalidad cardiovascular. En el estudio IDNT, el irbesartan se asoció a un aumento no significativo de la tasa de infarto no fatal del 36%.