Hiperlipidemia en el paciente trasplantado
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Es habitual que en los primeros 3 meses postrasplante aumenten el colesterol total, el LDL-c, la apolipoproteina B y los triglicéridos. Los inmunosupresores, los diuréticos de asa y la insuficiencia renal contribuyen a la hiperlipidemia postrasplante. El tacrolimus eleva menos los lípidos que la ciclosporina.
Las estatinas son efectivas en el tratamiento de la hiperlipidemia postrasplante. La pravastatina y la simvastatina tienen efectos beneficiosos similares y reducen la mortalidad, el rechazo asociado con compromiso hemodinámico y la enfermedad vascular del injerto. Sus beneficios, mayores que en la población general, se atribuyen tanto al descenso del colesterol como a sus efectos inmunomoduladores.
Existe considerable controversia sobre cual es la estatina de elección y a qué dosis, debido al riesgo de rabdomiolisis cuando se asocian a ciclosporina. No está demostrado fehacientemente que el riesgo de rabdomiolisis sea menor con pravastatina (40mg/día) que con simvastatina (20 mg/día). En general, se suele prescribir de entrada pravastatina 20-40 mg/día por suponer que el riesgo de rabdomiolisis va a ser menor al no ser metabolizada por los enzimas del citocromo P450 hepático. Está contraindicada la asociación estatina + fibrato, por aumentar notablemente el riesgo de rabdomiolisis en pacientes que toman ciclosporina.
Si las estatinas están contraindicadas, se pueden usar la resincolesteramina (separando su toma de la de la ciclosporina convenientemente para no impedir su absorción) o el ezetimibe (que no causa rabdomiolisis).
Lindenfeld J et al. Drug therapy in the heart transplant recipient. Part III: Common medical problems. Circulation 2005;111:113-117.
[ PubMed ]