Para los que tuvimos la suerte de conocer a Isidro y disfrutar de su amistad, hoy es un día muy triste, el año empieza muy mal: Isidro ha muerto.

Hace más de veinte años que colaboramos en proyectos de todo tipo, tanto docentes como de investigación, incluida su aportación al desarrollo de esta página y, especialmente, www.cardioprimaria.com, de la que era principal impulsor y alma mater. En todos ellos recibí mucho más de lo que pude darle y, detrás de su participación, estaba siempre el deseo sincero de mejorar para poder ofrecer lo mejor a sus pacientes. Ésta fue siempre su motivación, además de la amistad que nos unía, para colaborar entusiasmado en todo proyecto que se le propusiera. Los tropiezos que tuvo, muchos de ellos, también fueron debidos a esa obstinada determinación de dar lo mejor a sus pacientes.

Y todo esto lo hizo Isidro con el acompañamiento de una enfermedad crónica que nunca quería traer a primer plano. No luchaba contra ella, era parte del entorno, parte de él. A veces le daba más la lata, pero él no se la daba a los demás. La enfermedad no le impidió vivir una vida plena, en lo profesional y, especialmente, en lo personal. Juan Luis y Sonia, sus dos hijos, le siguen desde la profesión de enfermería en su vocación de cuidar a los demás. Pueden estar orgullosos de tener un modelo tan nítido en quien guiarse.

Isidro fue una persona excepcional. Y lo fue en el día a día, sin necesitar los focos ni los primeros planos, alejado de los titulares que otros tanto necesitan.

Los amigos que fue creando en su trayectoria vital, entre los que tengo la enorme satisfacción de contarme, le llevamos de verdad en el corazón y no sabremos llenar el delicado hueco que su muerte nos deja.

 

Descansa, Isidro.

 

Javier Muñiz. La Coruña, 1 de enero de 2013 

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