La reducción de la sal en la dieta reduciría los eventos cardiovasculares y el gasto sanitario
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Según las estimaciones realizadas por un grupo de autores de las Universidades de California (San Francisco), Stanford (Palo Alto) y Columbia (New York) y publicadas el pasado 18 de Febrero en The New England Journal of Medicine la reducción del consumo de sal en la dieta a 3 g al día (1200 mg de sodio) conseguiría, en los Estados Unidos, reducir anualmente el número de nuevos casos de enfermedad coronaria entre 60.000 y 120.000, de ictus entre 32.000 y 66.000, de infarto agudo de miocardio entre 54.000 y 99.000, y de muertes por cualquier causa entre 44.000 y 92.000.
Si bien todos los segmentos de población se verían beneficiados, la población de raza negra lo sería proporcionalmente más, las mujeres se beneficiarían particularmente de la reducción del ictus, la población anciana de los eventos coronarios y los adultos jóvenes de unas más bajas tasas de mortalidad.
La dieta norteamericana se caracteriza por un muy alto contenido en sal. Los departamentos de Agricultura y Sanidad y Servicios Humanos recomiendan una ingesta diaria de sal inferior a 5.8 g (2300 mg de sodio) con un límite inferior de 3.7 g al día para la mayor parte de los adultos (mayores de 40 años, raza negra e hipertensos). A pesar de estas recomendaciones, durante el período 2005 a 2006, el americano ha consumido una media diaria de 10.4 g de sal para los varones y 7.3 g para las mujeres, medias superiores a las estimadas para años precedentes.
Según estas mismas estimaciones, los beneficios cardiovasculares obtenidos de la reducción, que no eliminación, de la ingesta de sal serían comparables a los obtenidos con la reducción del consumo de tabaco, reducción de la prevalencia de obesidad y reducción de los niveles de colesterol. Así, una intervención poblacional con medidas reguladoras diseñadas para alcanzar una ingesta media de 3 g de sal al día permitiría ahorrar entre 194.000 y 392.000 QALY (quality-adjusted life-years) y entre 10.000 y 24.000 millones de dólares en costes anuales dedicados a la salud. Es más, esta intervención sería igualmente eficiente si únicamente se consiguiese una modesta reducción media anual de 1 g al día en el período comprendido entre 2010 y 2019, medida que sería más coste-efectiva que emplear fármacos hipotensores en la totalidad de la población con hipertensión arterial.
En definitiva, una medida habitualmente empleada de forma individual con fines terapéuticos, en concreto para el control de las cifras de tensión arterial, o con fines sintomáticos, especialmente para el control de la sintomatología congestiva en la insuficiencia cardiaca crónica, podría ofrecer a nivel poblacional beneficios pronósticos muy relevantes con el consiguiente ahorro en los gastos destinados a la salud.
Bibbins-Domingo K et al. Projected Effect of Dietary Salt Reductions on Future Cardiovascular Disease. N Engl J Med 2010; 362: 590-9.[Pub Med][Texto completo]
Autor: José Ángel Rodríguez
José Ángel Rodríguez. La reducción de la sal en la dieta reduciría los eventos cardiovasculares y el gasto sanitario