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Desfibriladores externos automáticos en lugares públicos: bastante eficaces pero poco efectivos. Registro ARREST

Los datos de un registro holandés sugieren que el uso de los desfibriladores externos automáticos ubicados en recintos públicos aumenta la supervivencia sin secuelas neurológicas tras parada cardíaca extrahospitalaria.

 No obstante, su efectividad se ve muy limitada porque la mayoría de paradas cardíacas son domiciliarias. 

La parada cardíaca extrahospitalaria (PCEH) sigue teniendo un pronóstico vital y neurológico pobre. Uno de los motivos principales es el retraso en el inicio de medidas de reanimación cardiopulmonar (RCP) básica y avanzada y, más concretamente, en la aplicación del primer intento de desfibrilación. Este retraso prolonga el daño miocárdico, disminuyendo la probabilidad de éxito de la desfibrilación y aumentando el porcentaje de ritmos ya no desfibrilables, y aumenta el tiempo de hipoperfusión cerebral, empeorando el pronóstico neurológico de los supervivientes. Los desfibriladores externos automáticos (DEA) pueden ser manejados por personal no sanitario, por lo que la desfibrilación se puede adelantar a la llegada de los servicios médicos urgentes. Existen dos métodos para hacer que el DEA esté disponible en caso de PCEH: uno consiste en distribuir convenientemente DEAs en lugares públicos (estadios deportivos, centros comerciales, etc…), lugares en los que, además, se instruye a algunos de los trabajadores en el manejo del dispositivo y en técnicas de RCP básica (DEA in situ); otro sistema consiste en dotar de DEAs a policías y bomberos que, presumiblemente, llegarán al lugar de la PCEH antes que los servicios médicos (DEA itinerante). Hasta la fecha existen varios estudios que sugieren que el uso de DEA aumenta la supervivencia, pero no se sabe si ambos sistemas de distribución son equivalentes o no. El objetivo del presente estudio fue determinar si el uso in situ o itinerante del DEA reduce el tiempo hasta la primera descarga comparado con no usar DEA y si, consiguientemente, esto se traduce en una mejoría de la supervivencia tras PCEH.

Para ello se analizaron los datos del Registro ARREST, un registro poblacional prospectivo que recoge los datos de las PCEH en la provincia holandesa de North Holland. Se incluyeron 2833 pacientes consecutivos con PCEH no traumática en los que se hizo un intento de reanimación entre 2006 y 2009. El evento primario fue la supervivencia al alta sin secuelas neurológicas; el evento secundario fue supervivencia al alta.

La dotación en esta área es la siguiente: 65 DEAs in situ y 5 DEAs itinerantes por cada 100000 habitantes; cada dispositivo in situ e itinerante trata a 0.03 y 2.20 pacientes por año, respectivamente. En total se aplicó terapia mediante DEA in situ en 128 pacientes (4.5%), itinerante en 478 (16.9%) y no se usó DEA en 2227 (78.6%). El 69% de las PCEH ocurrieron en el domicilio. La principal diferencia basal entre los tres grupos de tratamiento fue precisamente el lugar donde se había presentado la parada: en lugar público en el 81% de los tratados con DEA in situ y en el domicilio en el 72% de los otros dos grupos. Los principales resultados fueron los siguientes: 

 

DEA in situ

DEA itinerante

No DEA

Retraso hasta 1ª DF (min) Mediana (RIQ)

4.1 (2.0-7.5)

8.5 (6.3-10.5)

11.0 (8.7-13.7)

Ritmo inicial desfibrilable

76%

50%

47%

RCP básica por testigo

99%

89%

58%

Evento primario

49%

17%

14%

Evento secundario

51%

18%

16%

RIQ: rango intercuartil 

Tras ajustar por edad, sexo, localización de la PCEH en domicilio, RCP básica por testigo, ritmo inicial desfibrilable y tiempo de retraso en la llegada de los servicios médicos, el uso de DEA in situ seguía asociándose a una mejoría del evento primario con respecto al no uso de DEA (OR 2.72; IC95%, 1.77-4.18), no así el DEA itinerante, cuyo beneficio era marginal (OR 1.07; IC95%, 0.82-1.39). Extrapolando los resultados del modelo de regresión logística utilizado para este análisis, los autores consideran que el DEA in situ y el itinerante salvaron 3.6 vidas y 1.2 vidas por millón de habitantes y año, respectivamente.

Las conclusiones pueden ser las siguientes:

  1. La posibilidad de usar un DEA in situ duplica la supervivencia libre de secuelas neurológicas tras PCEH. El beneficio del DEA itinerante es mucho menor, si es que tiene alguno.
  2. El beneficio del DEA in situ se explica por la importante disminución en el retraso hasta la aplicación del primer intento de desfibrilación.
  3. Desgraciadamente, el uso del DEA in situ sólo es posible desde un punto de vista práctico en lugares públicos, mientras que tres de cada cuatro PCEH ocurren en domicilios. Por ello, los autores reconocen que su sistema de DEAs itinerantes debe de ser mejorado hasta conseguir reducciones importantes en los tiempos de respuesta.  

Referencia: Berdowski J, Blom MT, Bardai A, Tan HL, Tijssen JGP, Koster RW. Impact of onsite or dispatched automated external defibrillator use on survival after out-of-hospital cardiac arrest. Circulation 2011;124:2225-2232. [Pub Med] [Texto completo

Autor: Ignacio Mosquera

Ignacio Mosquera. Desfibriladores externos automáticos en lugares públicos: bastante eficaces pero poco efectivos. Registro ARREST.

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