Estudio CORE 64: el angioTAC coronario de 64 cortes a debate
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El estudio incluyó 291 pacientes mayores de 40 años que fueron remitidos para coronariografía por sospecharse una enfermedad coronaria. A todos los pacientes se les hizo un angioTAC coronario de 64 cortes y una coronariografía convencional y fueron seguidos 30 días. Se examinaron todos los vasos sin stent de mas de 1.5 mm de calibre, un total de 868 vasos y 3782 segmentos. Cualquier lesión en la coronariografía de mas del 50% fue considerada significativa. La prevalencia de enfermedad coronaria en la cohorte completa fue del 56%. El end point primario área bajo la curva ROC (calculada como sensibilidad dividida por 1-especificidad) fue de 0.93%, lo que apunta a un alto grado de acuerdo entre las capacidades del angioTAC y la coronariografía para identificar estenosis importantes.
TAC vs coronariografía vs
Sensibilidad |
0.85 |
Especificidad |
0.90 |
Valor predictivo positivo |
0.91 |
Valor predictivo negativo |
0.83 |
La valoración visual de la presencia de enfermedad coronaria fue comparable con el angioTAC y con la coronariografía, aunque la capacidad del angioTAC para identificar enfermedad coronaria significativa en el paciente fue mejor que en el vaso cuando se comparaba con la coronariografía. El angioTAC también era útil en identificar a los pacientes que debían ser remitidos a revascularización.
Los investigadores concluyeron que en pacientes en los que se sospecha una enfermedad coronaria y tienen un score de calcio menor de 600, el angioTAC coronario de 64 cortes puede usarse para valorar la presencia de enfermedad coronaria significativa y la necesidad de revascularización. Los investigadores creen que el angioTAC coronario debe entrar a formar parte del algoritmo diagnóstico del paciente con sospecha de enfermedad coronaria.
En su discusión, Lauer criticó el estudio como representativo de todos los errores que se están cometiendo con los estudios modernos sobre técnicas de imagen. El estudio no enroló una población representativa sino a pacientes referidos a coronariografía, que es un grupo de pacientes diferentes a los que en la actualidad se está aplicando esta tecnología. No hay comparación a un grupo control, no hay seguimiento significativo y no se valoran eventos cardiacos duros. Solo la mamografía con el cáncer de mama y el eco abdominal con los aneurismas de la aorta abdominal (estudio MASS) han demostrado que el uso de una técnica de imagen tiene un impacto sobre el pronóstico del paciente. Cuando se remite a un enfermo a un angioTAC coronario no se evitan eventos CV pero si se causa daño con la radiación a que se expone al paciente. Nada se sabe sobre la fiabilidad diagnóstica del angioTAC coronario en el mundo real, tenemos datos mínimos sobre su valor pronóstico y no tenemos ninguna evidencia de que su uso pueda ayudar a salvar vidas. Antes de usar el angioTAC coronario se debe demostrar que puede salvar vidas.
Los investigadores se defienden arguyendo que ellos no creen que se deba hacer angioTAC coronario en pacientes asintomáticos. En Estados Unidos, el 20 a 30% de los 1.2 millones de coronariografías que se hacen al año son normales Esto quiere decir que entre 200 y 300 mil personas son expuestas a los riesgos de una coronariografía innecesaria, con una tasa de complicaciones del 1 a 2% y con los correspondientes gastos. El angioTAC permitiría subsanar en gran parte este problema. El estudio CORE 64 es un paso mas. Se necesitan mas estudios que demuestren la utilidad del angioTAC coronario en prevenir eventos. Hasta que tengamos esos estudios, mas que aplicar una moratoria al angioTAC, se debe usar la nueva tecnología juiciosamente. Existen datos que indican que en muchos pacientes se puede obviar la coronariografía usando el angioTAC. La evidencia emergente sugiere que el angioTAC coronario puede estar sobre todo indicado en pacientes con riesgo bajo o intermedio de enfermedad coronaria.
American Heart Association (AHA) 2007 Scientific Sessions. Orlando, Florida, 5-8 Noviembre 2007