Síndrome X: opciones terapeúticas
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El pronóstico de los pacientes con síndrome X (angina con coronariografía normal) es excelente. El objetivo del tratamiento consiste en reducir los episodios de dolor torácico y mejorar la calidad de vida. La mayoría de las terapias se han evaluado en estudios pequeños o no controlados, por lo que las estrategias terapeúticas siguen siendo empíricas. Conviene aplicar una estrategia terapeútica escalonada, que debe iniciarse con fármacos antiisquémicos. El fármaco antiisquémico de primera elección debe ser un betabloqueante. También pueden usarse los nitratos y los calcioantagonistas aisladamente o asociados en los pacientes que no han respondido o que no toleran los betabloqueantes. Los nitratos suelen ser muy poco efectivos. Entre los calcioantagonistas, el fármaco de primera elección es el verapamil, siendo el diltiazem el de segunda elección. El nifedipino puede agravar los síntomas y el amlodipino es inefectivo.
Si los síntomas no se controlan con los fármacos antiisquémicos solos o en asociación pueden administrarse otros fármacos como la teofilina o la bamfilina, que son especialmente útiles en los pacientes con un test de estrés con dipiridamol positivo. Estos fármacos bloquean la acción de la adenosina sobre los receptores A1 (acción antialgogénica) y A2 (acción antiisquémica).
El bloqueo alfa adrenérgico periférico (doxazosina) o central (clonidina) se ha revelado inefectivo. Los IECAs y las estatinas pueden tener un efecto sintomático beneficioso aunque limitado posiblemente por aumentar la biodisponibilidad de óxido nítrico.
Los inhibidores del dolor visceral crónico (imipramina) son efectivos en reducir los episodios de dolor, aunque sus efectos secundarios limitan su uso. No se han mostrado efectivos ni los inhibidores de la oxidación lipídica (trimetazidina), ni los inhibidores del intercambio Na/H ni los inhibidores de la Rho-kinasa.
La mayoría de los pacientes con síndrome X son mujeres peri o posmenopaúsicas. La terapia hormonal sustitutiva ha ofrecido resultados sintomáticos variables, con efectos a corto plazo muchas veces satisfactorios pero insatisfactorios a largo plazo, con el consiguiente riesgo incrementado de enfermedad tromboembólica y de cáncer de mama.
La estimulación medular puede ser una opción terapeútica efectiva en pacientes con síntomas refractarios a la terapia con varios fármacos. La intervención psicológica es otra opción en pacientes con síntomas refractarios.
Melikian N et al. The pathophysiology and clinical course of the normal coronary angina syndrome (cardiac syndrome X). Progr Cardiovasc Dis 2008;50:294-310.[Pub Med][Texto completo]