Estudio ACUITY Timing: diferir la administración del inhibidor IIb/IIIa hasta el momento de hacer la ICP en pacientes con SCASEST es seguro y efectivo.
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En el momento actual, los inhibidores IIb/IIIa tienen una indicación clase I en pacientes con síndrome coronario agudo sin elevación del ST (SCASEST) que son tratados con una estrategia invasiva. En EE.UU. se estima que los reciben un 80% de estos pacientes. Lo que todavía no está bien definido es si darlos desde que se presentan en Urgencias o diferir su administración hasta que se sabe que la anatomia coronaria permite la ICP.
En el estudio ACUITY se aleatorizaron 13.819 pacientes con SCASEST de riesgo moderado o alto que se programaron para coronariografía en las primeras 72 horas desde su ingreso y revascularización percutánea o quirúrgica si procedía, a uno de tres brazos terapeúticos: 1) heparina NF o enoxaparina mas inhibidor IIb/IIIa de rutina; 2) bivalirudina mas inhibidor IIb/IIIa de rutina; o 3) bivalirudina solo (con inhibidor IIb/IIIa solo si se consideraba imprescindible, lo que ocurrió en un 7% de casos).
En el estudio ACUITY Timing se hizo una segunda aleatorización en los dos grupos de pacientes que recibían sistemáticamente un inhibidor IIb/IIIa: administrarlo desde el ingreso o administrarlo inmediatamente antes de la ICP. Cuando se utilizó un IIb/IIIa desde el ingreso se usó en dos tercios de los pacientes el eptifibatide y en el tercio restante el tirofiban. Cuando se administró el inhibidor IIb/IIIa inmediatamente antes de la ICP en el 60% de casos se usó el eptifibatide y en el 40% restante el abciximab.
Los resultados mostraron que no había diferencias significativas en el end point clínico neto (combinado de muerte/infarto/revascularización no planeada y hemorragia mayor a los 30 días) entre ambas estrategias de administración del inhibidor IIb/IIIa (11.7% vs 11.7%). El diferir la administración del IIb/IIIa hasta la ICP se asoció a una tasa ligeramente mas alta de eventos isquémicos (7.9% vs 7.1%) (mas revascularizaciones no planeadas) y a una tasa significativamente menor de hemorragias mayores (4.9% vs 6.1%).
A destacar que cuando se difirió la administración del IIb/IIIa hasta el momento de la ICP, el fármaco solo se administró en el 55.7% de los pacientes (versus el 98% cuando se administró al ingreso).
Fuente: Sesiones Científicas ACC, Atlanta, 14-Marzo-2006.