¿Stent liberador de antiproliferativo en todos los pacientes?
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Kereiakes ha defendido un uso selectivo del stent liberador de antiproliferativo debido a que por el momento existen muchas cuestiones no contestadas. Colombo ha defendido el uso universal de este tipo de stent, que es lo que hace en su práctica clínica diaria.
Según Kereiakes faltan datos sobre la seguridad y eficacia de este tipo de stent en lesiones que contienen trombo, en el infarto agudo, en los injertos de safena, en lesiones ostiales, posbraquiterapia y prebraquiterapia. No sabemos si la braquiterapia degrada o altera el polímero. La estrategia de uso de mas apropiada, en su opinión, sería limitar su utilización a las lesiones con factores que propician la reestenosis y la necesidad de nueva revascularización (diámetro luminal medio del vaso pequeño, diabetes y lesiones largas), para así optimizar su coste-eficacia.
Colombo sostuvo que ya se ha sufrido bastante y que ahora tenemos una herramienta que soluciona el problema de las revascularizaciones repetidas. Presentó datos mostrando los excelentes resultados que en su Centro y en otros se han obtenido con el stent liberador de antiproliferativo en lesiones en bifurcación, tronco izquierdo, injertos de safena y lesiones difusas y largas. Aunque reconoció que se precisan mas estudios, se aferró a los resultados prometedores obtenidos hasta la fecha y a que los eventos adversos detectados se han debido casi siempre a colocación subóptima del stent o uso de un stent de tamaño inadecuado. Reconoció que la maniobrabilidad de estos stent, la no disponibilidad de tamaños grandes de stent y la necesidad de terapia antiplaquetaria intensa durante mas tiempo son las desventajas de este tipo de stents, pero se mostró confiado en que con el tiempo se solucionaran estos problemas.
Kereiakes se preguntó a qué se debe tanto entusiasmo con este tipo de stents. ¿Estamos realmente salvando vidas?. La respuesta, a tenor de los resultados a largo plazo de los estudios SIRIUS, C-SIRIUS, E-SIRIUS, RAVEL y TAXUS, es negativa, ya que no se reduce la tasa de muerte/infarto. En la jerarquía de eventos cardiacos adversos mayores, la necesidad de repetir la revascularización (que es lo que reduce este tipo de stents) es el end point mas blando (comparado con muerte e infarto).
Ambos coincidieron en que la barrera número uno que se opone a su uso mas amplio de este tipo de stents es su precio. Colombo no encuentra motivos que justifiquen que la prevención de 59 nuevas revascularizaciones por cada 1000 lesiones tratadas cueste 2.400.000 euros. Sostuvo que al menos en lesiones complejas, la carestía de este tipo de stents puede ser asumible ya que deben compararse con la carestía de la cirugía (puesto que este tipo de lesiones no va bien con los stents convencionales). Kereiakes expresó su preocupación porque el coste relativo de prevenir una reestenosis que no se traduzca años de vida salvados y porque no sea posible calcular costes en base a estudios aleatorizados controlados y basados en la evidencia.
Colombo se reservó el golpe de efecto final preguntando a la audiencia: ¿Si los stents liberadores de antiproliferativo costasen exactamente igual que los stents convencionales, cuantos de los presentes en esta sala seguirían usando los stents convencionales?. Nadie levantó la mano.
2003 TCT Meeting, Washington DC, Septiembre 2003.