Muerte súbita: la causa no siempre es una arritmia
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La epidemia de muerte súbita se debe principalmente a un evento disrítmico causado por isquemia miocárdica. Este es el mecanismo predominante de la parada cardiaca en los paises industrializados. El énfasis en la desfibrilación precoz y, por tanto, en el acceso público a la desfibrilación es una respuesta lógica a esta epidemia. Sin embargo, no se deben minimizar otros mecanismos de parada cardiaca. En el intento por simplificar las intervenciones de los reanimadores circunstanciales que presencian la parada cardiaca, hemos tenido que desenfatizar la importancia del diagnóstico.
En las víctimas mas jóvenes de parada cardiaca, en los ahogamientos, en pacientes de todas las edades con obstrucción de las vías aéreas y en los pacientes con ictus o con sobredosis de drogas, la causa primaria de la parada cardiaca es la asfixia. En estas circunstancias, los "segundos de oro" deben preservarse para restaurar el intercambio gaseoso. La realidad es que en estos casos se desperdician minutos preciosos tras la aplicación del desfibrilador automático externo en análisis de ritmo y descargas repetitivas.
Estos efectos adversos del DAE han conducido a 2 modificaciones. La primera es definir 2 tipos distintos de parada cardiaca: la disrítmica o parada cardiaca primaria frente a la respiratoria o parada cardiaca secundaria debida a axfixia. La segunda modificación es desarrollar adicionalmente la capacidad de los DAE. Se debe expandir la inteligencia de estos dispositivos para que ayuden a distinguir entre parada cardiaca disrítmica y por asfixia, para que de esta forma el reanimador actúe correctamente desde el principio. De este modo, los DAE se convertirían en "dispositivos de reanimación", ya que no solo servirían para desfibrilar tras identificar la fibrilación ventricular sino que detectarían también la obstrucción de la vía aérea y/o el fallo ventilatorio. En este sentido, la adición de sensores no invasivos ya existentes permitiría detectar el latido cardiaco mecánico y el patrón respiratorio. Esto puede conseguirse con los mismos electrodos que usan actualmente los DAE, mediante métodos de impedancia eléctrica. Alternativamente pueden resultar útiles detectores de dióxido de carbono cerca de la vía aérea.
Las oportunidades para mejorar la reanimación cardiopulmonar son grandes. El problema de la parada cardiaca extrahospitalaria es inmenso (400.000 víctimas anuales en EE.UU.). En la actualidad solo sobreviven menos del 5% de las víctimas. Por tanto, cualquier avance es siempre bienvenido.
Weil MH et al. Cardiopulmonary resuscitation. One size doesn not fit all. Circulation 2003;107-794.