El mecanismo por el que los factores de riesgo coronario deterioran la función endotelial puede ser a través de un aumento de la producción de especies reactivas de oxígeno en la pared del vaso, como el anión superóxido, que reacciona con el NO dando lugar al peroxinitrato y a la pérdida de la bioactividad del NO. Recientemente, se ha observado que las especies reactivas de oxígeno pueden oxidar la tetrahidrobiopterina, que es un cofactor esencial para la NO sintetasa.

La disfunción endotelial causada por los factores de riesgo coronario puede se parcialmente revertida con la administración de antioxidantes como la superóxido dismutasa, el probucol, la vitamina C y el glutathion.

Los niveles altos de estrés oxidativo, es decir, de radicales libres de oxígeno o de especies reactivas de oxígeno, promueven la oxidación lipídica, estimulan la proliferación del músculo liso vascular, inician la expresión de genes proinflamatorios y activan las metaloproteinasas que pueden conducir a la inestabilidad y rotura de la placa. Cabe esperar, por tanto, que la terapia antioxidante mejore el pronóstico de los pacientes con aterosclerosis. Sin embargo, los estudios HOPE, GISSI Prevention y SECURE han puesto de manifiesto la ineficacia de la vitamina E, que no es efectiva en reducir el estrés oxidativo si no se asocia a la vitamina C (según datos del estudio ASAP). Las estatinas, los inhibidores ECA y los ARA-II son fármacos muy efectivos en reducir el estrés oxidativo.

Los niveles altos de estrés oxidativo marcan a las personas con alto riesgo de eventos cardiovasculares futuros. Se precisa, por tanto, identificar marcadores de estrés oxidativo alto como las sustancias plasmáticas reactivas con el ácido thiobarbitúrico, el cociente glutathion reducido/oxidado en plasma o en los hematíes y los isoprostenos en orina.

Landmesser H, Harrison DG. Oxidant stress as a marker for cardiovascular events. Circulation 2001; 104:2638-40.