El National Cardiovascular Data Registry (NCDR) se instituyó hace años para valorar de forma objetiva la práctica basada en las guías de práctica clínica. Usando esta base de datos, los investigadores analizaron el impacto de las guías ACC/AHA en seleccionar a los pacientes que se podían beneficiar mas de la ICP, excluyendo a los enfermos con IAM con ST elevado.
Se identificaron a 412617 pacientes sometidos a ICP en 363 hospitales. De los procedimientos realizados, el 64% fueron designados como de clase I según las guías (evidencia médica y/o acuerdo general de que el procedimiento es útil y efectivo), el 21% como de clase IIa (peso de la evidencia en favor de su utilidad), el 7% como de clase IIb (utilidad/eficacia menos establecida) y el 8% como de clase III (evidencia médica y/o acuerdo general de que no es útil o efectivo y que en algunos casos es perjudicial).
El éxito clínico declinó desde casi un 93% en los procedimientos de clase I a un 85% en los procedimientos de clase III. Los eventos adversos (infarto, revascularización quirúrgica y muerte) fueron bajos en clase I y altos en clase III.

Procedimientos realizados según la clase

Los autores concluyen que la mayoría de las ICP realizadas se hicieron en indicaciones clase I y que la práctica de la ICP suele hacerse conforme a las guías, lo que se asocia a unos mejores resultados.

Anderson HV, Shaw RE, Brindis RG, et al. Relationship between procedure indications and outcomes of percutaneous coronary interventions by American College of Cardiology/American Heart Association Task Force Guidelines. Circulation 2005; DOI: 10.1161/CIRCULATIONAHA.105.553727. En: http://circ.ahajournals.org.