Cocaína y corazón
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La cocaina se asocia a enfermedades cardiovasculares agudas y crónicas como el infarto agudo de miocardio, la isquemia miocárdica (isquemia silente y angina), el desarrollo acelerado de aterosclerosis, la miocarditis, la miocardiopatía (dilatada e hipertrófica), las arritmias, la hipertensión, la disección aórtica y la endocarditis. Los problemas cardiovasculares pueden darse con cualquiera de las vias de consumo de la cocaína: fumar, esnifar o inyección iv.
El riesgo de infarto agudo de miocardio es máximo en la primera hora tras la administración de cocaína y después declina rápidamente. Sin embargo, el infarto puede ocurrir tan pronto como en minutos o tan tarde como varios días después del consumo de la droga. El paciente típico es un varón en la treintena, que además suele ser fumador. No hay una clara relación entre la dosis de cocaína y la ocurrencia de un evento coronario agudo. El infarto agudo puede desarrollarse en personas que la usan por primera vez, en consumidores ocasionales y en consumidores habituales.
Los mecanismos del infarto son múltiples: Existe un aumento del consumo miocárdico de oxígeno al aumentar la TA y la frecuencia cardiaca debido a su efecto alfa y/o beta adrenérgico. Puede contribuir el espasmo coronario (por su efecto alfa-adrenérgico).
Identificar que el infarto agudo o la isquemia miocárdica se debe al consumo de cocaína es de importancia crítica para aplicar un tratamiento óptimo. Aunque la trombolisis se ha aplicado con éxito ocasionalmente, pueden existir ciertas contraindicaciones para el tratamiento trombolítico en pacientes que consumen cocaína como son la hipertensión severa, las convulsiones, la hemorragia cerebral y la disección aórtica. En los pacientes con infarto agudo asociado al consumo de cocaína, la ICP primaria puede ser una opción mas segura. Los pacientes con angina pueden ser tratados con nitroglicerina, oxígeno, aspirina, benzodiazepinas o calcioantagonistas. El espasmo coronario puede responder a los nitratos, calcioantagonistas o alfa-bloqueantes. Los betabloqueantes se deben administrar con cautela porque pueden empeorar el vasoespasmo al permitir la estimulación sin oposición de los alfa-receptores.
No todos los episodios de dolor torácico relacionados con la cocaína son síndromes coronarios agudos. Solo el 6% de ellos son un infarto agudo de miocardio. El dolor puede ser una angina sin infarto o de naturaleza extracardiaca (pleurítico).
Kloner RA et al. Cocaine and the heart. N Engl J Med 2003;348:487-88.
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