Los métodos de RM ofrecen modalidades capaces de evaluar las características físicas y la composición de la placa aterosclerosa. Se incluyen aquí las modalidades de imagen para valorar T1 y T2 y los métodos espectrocópicos para determinar la concentración de lípidos móviles. Debido a que la vulnerabilidad (o potencial de la placa para romperse) depende de las características físicas y químicas del pool lipídico de la placa, la RM proporciona, en teoría, una modalidad ideal.

El concepto clásico de que las obstrucciones arteriales coronarias observadas por los métodos angiográficos con catéter predicen los eventos futuros ha sido recientemente puesto en entredicho. La descripción (por Fuster y cols) de la placa vulnerable como aquella que tiene un componente lipídico sustancial, con ausencia de calcio e incluso de obstrucción "significativa", ha cambiado la forma en que debemos concebir el diagnóstico óptimo para predecir eventos. De este modo, incluso placas coronarias no calcificadas y subcríticas pueden conducir a la oclusión coronaria. Debemos, por lo tanto, cuestionar la necesidad de TAC ultrarápido, en la medida en que solo detecta placas maduras que son relativamente estables. Realmente, la angiografía coronaria y la imagen de perfusión miocárdica no pueden seguir siendo el patrón oro, aun cuando numerosos estudios han demostrado la efectividad de estas aproximaciones en predecir eventos futuros.

Esta discusión conduce a otra aplicación potencial de la RMC: la caracterización de la placa arterial. Es difícil visualizar la placa intracoronaria, dado el complejo movimiento de las arterias coronarias epicárdicas, la contracción ventricular y el movimiento respiratorio. Aunque la resolución inherente de los sitemas de RM nuclear es adecuada para obtener imágenes de placas de tamaño submilimétrico, el complejo movimiento del corazón hace la obtención de imágenes de la placa en vivo especialmente difícil. Hasta la fecha se han publicado una serie de estudios que describen los parámetros derivados de la imagen de los protones (densidad spin, T1 y T2) de los componentes de la placa arterial coronaria, con sus componentes lipídico y de tejido fibroso. Desde luego, sería ideal obtener espectros de estas placas, pero esto tiene un grado de dificultad todavía mayor, aunque Trouard y cols examinaron los lípidos de la placa aterosclerosa usando métodos espectroscópicos. Se han estudiado animales de laboratorio in vitro e in vivo para determinar el volumen y el contenido lipídico de la placa. Recientemente, Fayad y cols publicaron imágenes clínicas de una placa arterial coronaria. Sin embargo, se requiere una mejoría sustancial antes de que puedan obtenerse imágenes que caracterizen la placa arterial.

En resumen, se necesitan resolver muchos problemas, pero la capacidad para caracterizar la vulnerabilidad de la placa va a ser extremadamente importante y va a justificar la investigación necesaria para superar estos retos.

Gerald M. Pohost, y cols. Imagen y espectroscopia cardiovascular con resonancia magnética en el nuevo milenio. Current Problems in Cardiology. Agosto 2000.