El grupo del Dr. Haïssaguerre sugiere que la inducción de taquiarritmias ventriculares mediante isoproterenol puede ser útil en el diagnóstico precoz de la displasia/cardiomiopatía arritmogénica de ventrículo derecho.

La coexistencia de alteraciones de la despolarización y/o repolarización en el electrocardiograma basal parece identificar a un subgrupo de pacientes asintomáticos con síndrome de Brugada de alto riesgo arrítmico.

Las actuales guías europeas y norteamericanas establecen múltiples contraindicaciones para la práctica deportiva en pacientes con síndrome de QT largo congénito. Este trabajo de la Clínica Mayo las pone en entredicho.

Se acaban de publicar los resultados iniciales del registro EFFORTLESS S-ICD, la primera gran cohorte de pacientes de la “vida real” portadores de DAI totalmente subcutáneo.

Los pacientes con síndrome de Brugada portadores de desfibrilador automático tienen un riesgo significativo de descargas apropiadas (incluso no despreciable en asintomáticos) pero también de complicaciones post-implante.

Programar los desfibriladores automáticos implantables para que ignoren las taquiarritmias “lentas” o “cortas” se asocia a un descenso del 80% en el número de descargas inapropiadas y del 50% en la mortalidad global, todo ello sin gasto económico añadido.

Un subestudio del AFFIRM parece confirmar la asociación entre uso de digoxina para control de frecuencia cardíaca en pacientes con fibrilación auricular y aumento de mortalidad, independientemente de si existe insuficiencia cardíaca concomitante o no.

Un ensayo clínico aleatorizado sugiere que la ivabradina es bien tolerada y efectiva en el tratamiento de la taquicardia sinusal inapropiada, una arritmia benigna, poco frecuente pero de manejo complejo.