Arritmias y electrofisiologíaNovedades

Consumo de alcohol y riesgo de fibrilación auricular

En el trabajo que hoy comentamos, Larsson y colaboradores abordan nuevamente esta cuestión aportando interesantes hallazgos, tras analizar la asociación entre la cantidad total de alcohol consumido, el tipo de bebida y el patrón de consumo, y la incidencia de FA en el estudio prospectivo de mayor tamaño hasta la fecha. Para ello, utilizan la población de dos registros suecos en los que se incluyen a más de 79000 hombres y mujeres de entre 45 y 83 años de edad y sin antecedentes de FA. La determinación del consumo de alcohol se realizó en el momento de la inclusión en el registro mediante cuestionarios de alimentación y hábitos. Se recogió la cantidad total de alcohol consumido (en número de bebidas alcohólicas por semana), el tipo de bebida (cerveza, vino o licor) y el patrón de consumo. Se estableció que una bebida alcohólica equivalía a 12 gr de alcohol, esto es unos 330 ml de cerveza, 150 ml de vino o 40 ml de licor. Los nuevos casos de FA se obtuvieron a través del análisis del registro sueco de pacientes hospitalizados. Para finalizar, los autores aportan un metaanálisis en el que además de los datos de su estudio incluyen los del resto de estudios prospectivos previos realizados en esta materia.
Resumiendo, los resultados del trabajo muestran que en comparación con los individuos que consumen menos de una bebida alcohólica a la semana, aquellos que consumen de 15 a 21 y los que consumen más de 21 presentaron un incremento del riesgo de FA del 14% y del 39%, respectivamente. Mientras, para los consumidores de menos de 15 bebidas (2 al día aproximadamente) no se encontró una asociación relevante. Además de la cantidad de alcohol, también el patrón de consumo influyó en el riesgo de padecer la arritmia, siendo especialmente elevado para la ingesta excesiva puntual (más de 5 bebidas alcohólicas en un único momento). Por último, la asociación varió según el tipo de bebida, observando que el consumo de licor se asoció con el mayor riesgo de FA, seguido por el vino y sin encontrar aparente asociación entre ingesta de cerveza y FA.
Cuando los autores combinan en un metaanálisis estos datos con los estudios previos, observan una relación lineal entre la ingesta de alcohol y la incidencia de FA, con un incremento del riesgo del 8% por cada bebida alcohólica consumida al día. Los resultados del metaanálisis sugieren que incluso pequeñas cantidades de alcohol se asocian de forma significativa con un pequeño incremento del riesgo de padecer la arritmia.
Como principales limitaciones de este trabajo, su naturaleza observacional con las limitaciones inherentes y posibles factores de confusión no medidos. Por otra parte, el consumo de alcohol se evaluó una única vez al inicio del registro y a través de cuestionarios, por lo que no se pueden descartar errores en la determinación de la cantidad ingerida. Por último, solo se identificaron los casos de FA sintomáticos y hospitalizados, por lo que la incidencia real de la arritmia está seguramente infraestimada.
Para finalizar, podemos extraer dos conclusiones principales de este trabajo:
– Por un lado, el consumo excesivo de alcohol (> 2 bebidas alcohólicas al día) aumenta de forma relevante y significativa el riesgo de padecer FA. Este riesgo es especialmente elevado para la ingesta puntual excesiva (“de borrachera”) y en el caso de los licores. Por el contrario, el consumo de cerveza podría ser más seguro en lo que se refiere a la FA.
– Segundo, el metananálisis aportado sugiere una relación lineal entre alcohol y FA con un riesgo incrementado desde pequeñas cantidades. Esta asociación difiere de la encontrada para otras patologías cardiovasculares, como el infarto de miocardio, la muerte súbita o la insuficiencia cardíaca, en las que el consumo de pequeñas-moderadas cantidades de alcohol podría tener un efecto beneficioso. Para explicar esta discrepancia, los autores postulan un posible efecto negativo específico del alcohol sobre las propiedades electrofisiológicas de las aurículas, como el acortamiento del periodo refractario efectivo auricular o las alteraciones del tono vagal. En todo caso, la asociación que encuentran los autores entre la ingesta de pequeñas-moderadas cantidades de alcohol (< 2 bebidas al día) y la FA es muy débil. Si además tenemos en cuenta el efecto clínico neto, con los potenciales beneficios en otros ámbitos de la patología cardiovascular, los datos que se nos presentan en este estudio resultan insuficientes para desaconsejar el consumo de estas modestas cantidades de alcohol (< 2 bebidas alcohólicas al día).

Referencía:

Larsson SC, Drca N, Wolk A. Alcohol consumption and risk of atrial fibrillation: a prospective study and dose-response meta-analysis. J Am Coll Cardiol. 2014; 64: 281-9. [PubMed] [Texto completo]

Autores:
Oscar Prada

Oscar Prada. Consumo de alcohol y riesgo de fibrilación auricular.


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